Desde la primera vez que estuve en Shanghai no recordaba un ambiente con tan poca contaminación. En realidad esto no ha sido más que suerte, pero poder ver claramente el Pudong con todos sus rascacielos y mirar al cielo y ver el color azul, entra desde hace un mes en mi lista de acontecimientos inesperados.
Para los que ya hayan estado en Shanghai les digo que está como siempre. Yo me la encontré con más color, pero está como siempre. Me he encontrado también que el chino medio esta siendo adecuadamente adiestrado a la correcta manera occidental, para nuestra propia tranquilidad. Con accesorios y todo.
Por un lado, abarrotan Centros Comerciales en busca de las marcas más elitistas para "el bien diferenciarse de sus iguales", llenan Starbucks para beber un café que no les gusta a un precio absurdo cuando ni siquiera muchos saben para que sirve una de estas (pongo el link por si a alguno de vosotros también se os ha olvidado y os creéis que el café sale de aqui y ya).
Que tendrá la modernidad que a todos gusta.
Por nuestra parte, perdimos el tren para ir a Shanghai. Con toda confianza, además. Suerte que aun era temprano y pudimos hacernos con nuevos billetes y no perder toda la tarde en la Estación de tren de Nanjing.
Un pequeño hotel de los años 30 nos esperaba en la Concesión Francesa, la parte antigua de la ciudad, al oeste del río Huangpu, o más conocido como el Bund. Esta es sin duda mi parte preferida de la ciudad. A quien también le guste recomiendo la película "Deseo, peligro" de Ang Lee.
Allí mismo nos encontramos con la impresionante Nanjing Donglu, la calle comercial más grande del mundo, con más de 6 km de largo, que son recorridos diariamente por más de 1 millón de personas.
Si tuviera que resumir Shanghai en una palabra, más que occidentalización, diría modernización. Muchos no estaréis ni cerca de estar de acuerdo así que os animo a insultarme en los comentarios. Gracias! ;)
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